
Un día el banco quebró y la familia se quedó sin recursos económicos, motivo que provocó su desahucio y que tuvieran que vivir en el cajero donde antes Mario trabajaba. Mario comenzó a trabajar como chatarrero y fue consciente de que no podía mantener el mismo nivel de vida. No así su mujer. La crisis les acechaba.
Su mujer pensó que si abandonaban a los niños reducirían muchísimos gastos, pero Mario se opuso. Un día, mientras Mario buscaba chatarra, Cristine decidió coger a los niños y abandonarlos en el bosque y, de esta forma, podrían volver a adquirir su casa.
Los niños fueron abandonados mediante engaños y, Hansel, que era el mayor y más inteligente de los dos, decidió ir dejando guijarros ya que, al brillar con la luz de la luna, marcarían el camino de vuelta a casa.
Así sucedió, por lo que al día siguiente de su abandono los dos niños regresaron.
Cuando Cristine los vio se indignó muchísimo, por lo que montó a sus dos hijastros en su Mercedes y volvió a abandonarlos en el bosque, esta vez sin piedras y tan solo con un bocadillo de pan duro.
Hansel iba dejando migas de pan de su bocadillo para luego encontrar el camino de vuelta a casa. Pero la población de aquella ciudad era muy pobre, por lo que aprovecharon estas migas para recogerlas y echárselas a los animales.
Cuando los niños intentaron volver a casa no encontraron el rastro, por lo que se perdieron y aparecieron frente a un palacio, repleto de riquezas y activos. Los muchachos llamaron a la puerta y les abrió una señora vieja llamada Ángela Merkel.
Les ofreció alojamiento en preferente y los niños no llegaban a entender el riesgo que suponía aceptar esto, por lo que firmaron. El objetivo de la señora Merkel era beneficiarse del trabajo de Gretel sin remuneración y engordar a Hansel para poder comérselo.
Un día Ángela ordenó a Grettel encender el fuego para calentar una cacerola con agua. Cuando Gretel le preguntó el tamaño, le dijo que una donde pudiera hervir algo grande, un poco más grande que ella. De repente, la niña se dio cuenta que Ángela Merkel quería cocinar a su hermano, por lo que pensó un plan para evitarlo.
Cuando el agua estaba bien caliente, Gretel llamó a Ángela para decirle si había suficiente agua, esta asomó la cabeza al puchero y, por sorpresa, le empujó dentro. Los dos niños salieron huyendo para regresar nuevamente a casa.
Una vez en casa, Mario los abrazó y les dijo que había aprendido una lección: los niños no son un gasto, sino un beneficio y el verdadero excedente es el Mercedes y la casa en propiedad.
A partir de entonces la expansión económica del país aumentó, el PIB creció y las exportaciones de mercancías provocaron el aumento de la calidad de las familias.
Mario consiguió nuevamente su puesto de trabajo como banquero con un mercado laboral estable y nunca más volvió a vivir por encima de sus posibilidades.